Sonidos...

Que no ruidos...

Rodeada de sonidos... el mar jugando con los pies...
El sol en la cara...
Y el aire que me despeina...

Ellos... Volar... A primera vista...

… estoy demasiado cerca para que puedas soñar conmigo.

Y yo quiero que sueñes conmigo…

La casualidad me trajo hasta aquí.

Y sé que se contuvo la carcajada, sabiendo del futuro… para el que queda menos.

El deseo infantil se cumplió… vivo junto al mar.

Quiero esperarte de puntillas al final de la escalera… de madera, de metal, de nubes… con el corazón cantando y la habitación llena de fantasías…

Quiero que me abraces… que entrelaces tus brazos con los míos y tejas una red indestructible de la que no querré escapar…

Quiero poder mirarte cerrando los ojos. Y saber que si alargo la mano, allí estará la tuya para salvarme.

Y que si tú alargas tu mano, allí estará la mía para salvarte.

Ansiaré que el tiempo y la distancia se reduzcan a cero, a la mínima expresión, al juego de piernas que se enlazan en medio de un abrazo…

Cuando no estés, buscaré…

… el hueco de tu cabeza en la almohada,

…de tu cuerpo en la cama…

Quiero bailar en silencio, los dos con los ojos cerrados, como Alex y Mónica…

Quiero sentirme como Bella esperando a Marc…

Quiero sentirme segura de la inseguridad del encuentro, de las mil casualidades anteriores que no percibimos como señales que nos llevarían a reconocernos…

Y para eso, me fui lejos.

Y para eso, tienes que querer eso.